Una lista electoral tiene múltiples sentidos.  Por un lado, denota relaciones de poder al interior de los espacios, así como por otro, nos habla de cuestiones de cara al electorado que se buscan interpelar. En este aspecto hay elementos que permiten leerse como signos de época. Quizás uno de los datos más salientes en la conformación de las listas para PASO de agosto y la posterior elección de medio término, sea la incorporación, a buena parte de los espacios políticos, de figuras provenientes del ámbito del periodismo para integrar las propuestas electorales, como expresión de un tiempo donde se conjugan politización social ascendente y una sociedad atravesada por la información y la híper tecnologización que la hace posible.

Zygmunt Bauman, el famoso sociólogo polaco, que liquidizó la modernidad, la política y la vida misma escribió alguna vez, algo así como que el desarrollo de la comunicación y de la información a nivel global generó más vulnerabilidad y miedo pues "una sociedad abierta es una sociedad expuesta a los golpes del destino". En este contexto, el ser humano se centra sobre lo que cree que puede cambiar o influir, y trata de minimizar los riesgos a nivel personal. Desde fines de los años setenta, cuando el Estado retrocede como paradigma, los medios de comunicación, apoyados por la revolución informática, avanzan ocupando lugares que dejó vacíos el alguna vez estado omnipresente. En ese escenario buscar figuras de los medios, para incluir en el ámbito distante, para el ciudadano común, de la política, apunta a generar una sensación de proximidad, buscada como un factor que opere sobre un votante que "reduzca el margen" de riesgo al elegir a alguien con el que pueda, a partir de cierto conocimiento previo, haber generado algún grado de empatía.

Desde los años noventa en nuestro país se ha recurrido a diversas personalidades con prestigio artístico, con toda la flexibilidad que el término permite, para incluir en listas y que puedan trasladar la popularidad de su ámbito específico al de la política, por ende, convertirla en votos. Durante años dieron que hablar cantantes, humoristas, vedettes, modelos, actores y actrices pero ahora en la tómbola electoral, parece ser que la profesión en boga para convocar y generar esa sensación de proximidad, en estas elecciones que se avecinan, con el votante, es la de periodista.

Y si de Tómbola hablamos, al menos por fonética, deberíamos continuar esta columna hablando quizás del primero de los pre candidatos sorpresas confirmados el periodista económico Matías Tombolini como cabeza de lista a Diputado Nacional por Capital Federal. En tiempos de híper mediatización de la política, pero también de politización creciente en el seno de la sociedad, existe abundancia de programas políticos y sobre todo programas que hablan de política. En ese contexto todo aquel periodista que se decida a dar el salto y a competir en la arisca arena de la política tiene acciones en alza a medida que se acerca la hora de las definiciones. Además de Tombolini por el espacio de Sergio Massa, con poca diferencia, fue anunciada para competir también por la ciudad de Buenos Aires pero en la categoría de legisladores porteños, la conductora Débora Pérez Volpin, por el espacio de Lousteau, o de Enrique Nosiglia y Emiliano Yacobitti para ser claros, quienes acaso previendo con quién debían disputar votos, o mejor dicho por donde no podían perderlos, hicieron su jugada en consecuencia.

El peronismo porteño más cercano a la ex Presidenta, por su lado, tampoco se quedó atrás. No sólo por la ya conocida cara de la periodista y política Gabriela Cerruti, una pionera en moverse entre ambas latitudes, sino además por la incorporación a su lista de pre candidatos a diputados nacionales porteños, de Gisela Marziotta una periodista con vasta experiencia en el sub mundo de los, ahora llamados, panelistas.

En provincia de Buenos Aires Fabio Quetglas, columnista de Alfredo Leuco, también encontró su lugar bajo el sol en la lista de Cambiemos que encabeza, la otrora aliada de Elisa Carrió, otrora kirchnerista, otrora denarvaísta y siguen las firmas de otroras, Graciela Ocaña. Siempre dentro del mundo oficialista, por la quinta sección electoral que incluye los importantes partidos bonaerenses de General Pueyrredón, Necochea, La Costa, Balcarce y Tandil, entre otros, la lista la encabeza el periodista y conductor Franco Bagnato quien del mundo donde hacía "Gente que busca gente" pasa al mundo de gente que busca votos.

Pero otros partidos más pequeños también buscan en el mundo de la comunicación candidatos que, acaso por sus relaciones y ámbitos profesionales, les permitan una amplificación mayor que les aporte un plus, tal vez igual que lo que buscan los partidos grandes, pero a otra escala de nombres y repercusión. En esa línea el Partido Humanista, que llegó a ser poner en la Legislatura porteña a la histórica Lía Méndez, allá por los años del "que se vayan todos" lleva al abogado y periodista Pablo Baqué como cabeza de lista en la ciudad de Buenos Aires.

El eminente historiador José Luis Romero, en alguna de las ediciones de su libro "Historia de las ideas políticas en Argentina", se identificaba como afín al Partido Socialista Democrático para que el lector desprevenido estuviera a resguardo y a sabiendas del punto de vista político que tomaba el narrador en las líneas en cuestión. 

En cierta forma los que provenimos de la historia como disciplina académica, hemos aprendido hace mucho que no existe la historia objetiva e independiente. Que ese anhelo del positivismo decimonónico ya quedó enterrado en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y que toda historia, desde el momento en que elegimos y que ponderamos unos hechos sobre otros, que seleccionamos ciertos enfoques y fuentes en desmedro de otros, está atravesada por la subjetividad y que por ende, es inescindible del sujeto que la hace. Quizás este baño de realidad al periodismo les haga tomar nota que así como "todo lo personal es político", también todo periodismo es militante.

El alguna vez áspero Ricardo Mollo, aullaba en el tema "Paraguay", "siento las birome sobre mí, del periodista que se muere por tocar". Evidentemente en tiempos donde lo mediático es determinante y estamos atravesados por la imagen y la comunicación, encontrar alguien que, figuradamente claro está, cambie la birome por la Fender Stratocaster, parafraseando al ex guitarrista de Sumo, es una tentación que ningún operador político que se precie de tal podría dejar pasar.