El contexto político actual presenta un peronismo fragmentado desde lo ideológico y lo político, con amplia representación en el Parlamento Nacional y dueño del poder en la mayor parte de las provincias y municipios. Pretender explorar en paralelo el lugar del antiperonismo resulta una tarea compleja, pero no por ello menos relevante. En estos juegos de alianzas entre unos y otros, ¿existe hoy el antiperonismo? ¿A qué partidos podríamos denominar así?  Es más, algunos analistas políticos especulan con la implosión del peronismo.

En el  proceso electoral que estamos atravesando, podría partirse de la observación de que existen varios peronismos a derecha e izquierda del arco ideológico, junto a otras tradiciones partidarias, al menos dos de ellas centenarias, la socialista y la radical, a la que suma la coalición política Cambiemos, que contiene al radicalismo y detenta el Poder Ejecutivo Nacional, los gobiernos de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, Jujuy y Corrientes.  

Socialistas, radicales y conservadores se definieron históricamente más por sus propios idearios y proyectos políticos, con los que ganan y pierden elecciones, que por cómo se ubican frente al peronismo, con los que algunos de sus sectores se alían o confrontan circunstancialmente. Otro tanto, ocurre con los partidos de izquierda más radicalizada. Sin embargo, ¿por qué seguimos analizando hoy la política en términos de peronismo y antiperonismo, cuándo, entre otros, desde hace décadas se ha dado un asiduo pasaje de lealtades de dirigentes y de votantes de uno al otro?  Puede argumentarse que hubo entre ambos un quiebre ideológico, entre liberalismo y antiliberalismo, lo cual sólo resulta parcialmente válido durante  la etapa del ascenso y los primeros dos gobiernos del General Perón; cuando éste conquistó a los sectores populares, rediseñó las relaciones económicas y sociales y monopolizó el poder del Estado acorralando a la oposición política, a la que denominaron antiperonismo. Esta última apoyó el golpe de Estado que lo derribó en 1955, cuando pasaron a denominarlos “gorilas” y desde entonces se estableció una dinámica de alianzas inestables entre peronistas, radicales intransigentes, conservadores, nacionalistas, socialistas y comunistas; en 1958 tras la candidatura de Arturo Frondizi y en 1963, algunos de ellos, en el Frente Nacional y Popular. Con buena parte de esos aliados el peronismo  constituyó el FREJULI con el que volvió al poder en 1973.

Existe una importante producción historiográfica y política sobre el peronismo, hoy enriquecida por los abordajes sobre su surgimiento en el interior del país y también una importante cantidad de estudios sobre la caída de Perón en 1955, hasta su retorno en 1973. Los trabajos sobre esta segunda etapa de la llamada proscripción, vista desde una perspectiva centralmente partidaria, o de la radicalización política, desde una más amplia, que abarca la izquierdización y la “peronización” de los sectores medios y el surgimiento de la lucha armada. Este proceso que culminó en la crisis económica, la violencia política y en la catástrofe del golpe que instauró el régimen militar de 1976 a 1983. Luego se abrió la etapa democrática y comenzó otra historia, el peronismo perdió y ganó elecciones nacionales, implementó políticas liberales, tuvo fracturas internas, fundó nuevas agrupaciones, entró en coaliciones, retornó a los ideales setentistas.

En cuanto al llamado antiperonismo nunca fue un bloque político, es más, su denominación fue acuñada por el segundo gobierno de Perón (1952-55) y lo une su identificación con la tradición republicana. Hoy el peronismo tampoco es un bloque, aunque sigue siendo la identidad política mayoritaria.

* Licenciada y profesora en Historia por la U.N del Centro de la Provincia de Buenos Aires, doctora en historia por la U.N. de Córdoba. Autora de “Los vencedores vencidos. El antiperonismo y la ‘revolución libertadora’”, Buenos Aires, Biblos, 2005 y  “De antiperonistas a peronistas revolucionarios. Las clases medias en el centro de la crisis política argentina”, 1955-1973, Sudamericana, 2013.