Es común señalar que las políticas sociales en nuestro país comenzaron con el advenimiento del Peronismo al poder, cosa que corresponde más al imaginario político colectivo que a lo realmente sucedido. Sin embargo, y aunque suene en algún punto contradictorio, dicho razonamiento no estaría tan alejado de la “verdad” histórica. ¿Cómo explicar esto? Veamos…

Coincidiendo con el clásico trabajo de Oszlak y O´Donnell, podemos sostener que todo posicionamiento del Estado frente a determinada cuestión y/o problemática es política pública; ya se trate de una acción concreta, aunque sea por reacción y no por iniciativa propia, o de una omisión. Esto es, si el Estado reconoce una problemática y decide actuar o no actuar frente a la misma (“toma de posición”), entonces, estamos en presencia de una política pública, de una política –o “no política”- del Estado frente a dicha cuestión. Y esto es lo que sucede, a grandes rasgos, con las políticas sociales en la historia de nuestro país. El Estado reconoce la llamada “cuestión social” –que, básicamente, podemos sintetizarla como todo lo relacionado con la distribución del ingreso y con las condiciones de vida material de los sectores populares- hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX, actuando en forma reactiva ante la amenaza del anarquismo: una fuerte actitud represiva sintetizada por la creación del cuerpo especial antidisturbios de la policía, comandado por Ramón Falcón (1901), la Ley de Residencia (1902) y la Ley de Defensa Social (1910), acompañada por la ley marcial; a esto se le suma la creación del Departamento Nacional del Trabajo (1907) y el fracasado intento de un Código de Trabajo (1904), avanzado respecto a los derechos laborales, pero altamente represivo, en tono con las políticas ya señaladas.

Con el radicalismo en el gobierno y el acercamiento de Yrigoyen a las corrientes sindicalistas, seguido del retorno de los conservadores al poder, fraude mediante, y el reconocimiento a la incipiente CGT en 1937 por parte de A.P.Justo, el Estado empieza a actuar moderada y gradualmente frente a la cuestión social, legislando sobre ciertos derechos laborales y aspectos relacionados con la salud primaria y la educación básica. Pero será recién con el gobierno militar surgido el 4 junio de 1943, cuando Perón se hace cargo efectivo de la nueva Secretaría de Trabajo y Previsión Social de la Nación en noviembre de dicho año, que el Estado toma una actitud totalmente agresiva e intensiva frente a esta cuestión. Tanto las políticas laborales como las políticas sociales propiamente dichas, constituirán un bastión central durante el llamado “peronismo clásico” o “primer peronismo”. Algunos especialistas hablarán de Estado Tutelar, otros de Estado Social (me incluyo en este grupo), Interventor, Protector o Estado de Bienestar; pero todos, de una u otra manera, señalan una característica central de este tipo de Estado, característica que vuelve a tener relevancia en el lenguaje político cotidiano del siglo XXI: la “presencia” del Estado en la resolución de la problemática social.

Y, teniendo en cuenta lo anterior, en esta columna trataré de hablar un poco de la relación existente entre el Peronismo y las políticas sociales como políticas públicas, centrándome en la gestión del Peronismo como fuerza política gobernante respecto a esta cuestión. Esta primera entrega es a los efectos de “entrar” en tema, ya que lo que me –nos- va a ocupar es la gestión del actual gobierno, teniendo en consideración, por supuesto, esta situación extraordinaria por la que estamos atravesando el mundo entero debido a la pandemia del Covid-19. 

En la siguiente entrega (que no será la única ni la última), realizaré un rápido pantallazo sobre el posicionamiento del peronismo como gobierno, en sus diferentes períodos y manifestaciones, frente a la problemática social, para luego sí, ya en forma concreta y en las próximas entregas, hablar de la situación actual y probables escenarios pos pandemia…

*Politólogo y Mgr. en Políticas Sociales –UBA. Twitter: @Ceoscaam