Peronismo entre la interna y el modo resistencia: “pintar la PBA de celeste en un mapa violeta”
El golpe de LLA en la CABA tuvo su impacto al otro lado de la Gral. Paz. Esquirlas por el desdoblamiento y pases de factura a la orden del día. Sin diálogo ni negociaciones, la unidad o la ruptura se sellarán a último momento. CFK y Kicillof aspiran a ir juntos a las urnas, pero se preparan para ir separados.
“Nadie pierde una elección con el dólar barato y la inflación contenida”. La sentencia, que surge de las entrañas del Gobierno bonaerense, intenta explicar los resultados del domingo pasado en la CABA pero también proyecta un alerta hacia el futuro del peronismo bonaerense. “Es un modelo es insostenible, están haciendo populismo de derecha, el tema es cuánto aguanta”, complementan la idea antes de arrojar una certeza dentro de esa incertidumbre: el Gobierno nacional llegará a las urnas en octubre con un cuadro económico favorable, condición de posibilidad para un buen resultado electoral. La pregunta ante a ese diagnóstico, entonces, resulta evidente: ¿qué va a hacer frente a eso el peronismo?
El escenario político se clarificó radicalmente luego de los comicios porteños. La Libertad Avanza no sólo logró su principal objetivo en forma contundente, duplicando en votos al PRO, sino que venció también a un peronismo que fue unido y con una estrategia diferente a la de los últimos turnos electorales. La derecha no sólo no pagó costos políticos por dirimir su interna en las urnas, sino más bien todo lo contrario: se fortaleció en ese proceso y a partir del lunes aceleró para sellar el acuerdo entre LLA y el PRO de cara a las elecciones en la PBA. “Vamos a ir juntos en la provincia de Buenos Aires y la vamos a ganar. Le daremos una paliza en las urnas en septiembre, en octubre y en 2027 le vamos a ganar la provincia”, sacó pecho en las últimas horas el propio Javier Milei.
Con la certeza del acuerdo entre las fuerzas antiperonistas en la PBA, que seguramente incluirá también a sectores de la UCR y cuyo único objetivo de de asestarle un golpe de knock out al peronismo, el valor de la unidad casi como herramienta de supervivencia se disparó esta semana para el oficialismo provincial. Pero los debates sin saldo cubren todas las temporalidades, pasado, presente y futuro de un peronismo que intenta hacer pie en modo resistencia y sin claridad sobre cómo mirar hacia adelante. En ese contexto, hoy predominan los pases de factura a los intentos de acercamientos.
DESDOBLAMIENTO, NACIONALIZACIÓN Y RECLAMOS CRUZADOS
El resultado de los comicios porteños tuvo su impacto en la interna bonaerense. La estrategia de Es Ahora Buenos Aires, que intentó circunscribir la campaña a las agendas locales, quedó en el foco de las críticas por haber sido derrotada por una derecha ultra fragmentada y que ganó, justamente, nacionalizando la elección. Lógicamente, esas críticas también cruzaron la General Paz apuntando a la estrategia que Kicillof logró imponer en el peronismo de la PBA.
“Hasta Macri reconoció que fue un error desdoblar, adelantar y plantearse en una agenda local. Milei ganó nacionalizando la elección, fue kirchnerismo o antikirchnerismo”, analizan en la tropa que responde a CFK ante Diagonales. Tras la discusión perdida por la concurrencia de las elecciones provinciales y nacionales, desde las filas que responden a la ex presidenta y a Máximo Kirchner le respondieron a la lectura que surgió desde el kicillofismo en torno a los triunfos de los oficialismos en la mayoría de los comicios en lo que va del año: “Bianco dijo que los oficialismo estuvieron bien, pero en realidad el único oficialismo comparable al de la PBA que fue a elecciones hasta ahora fue el de la CABA, todo lo que pasa ahí es agenda nacional”, expresaron cerca de unas de las principales espadas bonaerenses del cristinismo.
Para graficar el punto recurren a un ejemplo: “fijate que Milei estuvo festejando con Adorni, y nadie dijo que durante las 48 horas en que la PBA estaba hundida en el agua el presidente estuvo pelotudeando, twitteando boludeces, boludeando con el video de Macri, sin pensar en los miles de evacuados y con un nivel de impunidad tremendo”.
En La Cámpora son taxativos con su lectura de lo que viene arrojando el año electoral y su proyección sobre las elecciones bonaerenses: “quedó claro que a los que están desdoblando les está yendo como el orto, y si nosotros seguimos pensando que le vamos a ganar a Milei con lo bien que gestionan Ferraresi, Mussi y Cascallares el ABL, porque básicamente eso es lo que están proponiendo, estamos en un problema”, ironizó un dirigente bonaerense en referencia a la estrategia del kicillofismo.
En ese sentido, sostienen que el gobernador comete “el mismo error” que el macrismo en la CABA. La postura no es nueva y ya la expresó la propia CFK cuando pidió dar de baja el proyecto que planteaba la concurrencia electoral en la Legislatura, no sin antes remarcar que consideraba un “error político” el desdoblamiento impulsado por el gobernador. El planteo de fondo se resume en que “vas a perder la agenda, te van a imponer la inseguridad, los problemas de inundaciones, y vos queriendo hablar del ABL”.
En el kicillofismo, por su parte, piensan que al sector que responde a Máximo Kirchner “lo único que les preocupa es armar un relato para que Axel sea el culpable, de una derrota, de una ruptura o de lo que sea”. En el armado del gobernador no niegan la nacionalización de hecho que sufrirá la campaña bonaerense, pero insisten en que la estrategia debe ser afrontar ese debate oponiendo el modelo de gestión bonaerense al de Milei y con Kicillof como principal protagonista.
“Nosotros no queremos estar hablando de internas, de listas, eso no tiene ningún sentido cuando tenemos la responsabilidad de gobernar”, sostienen desde el riñón del gobernador, y rápidamente agregan: “el problema que tenemos es que nos ponen trabas para gobernar”. Esos palos en la rueda que denuncian en el kicillofismo van desde movidas en la Legislatura, como no haber aprobado el Presupuesto 2025 o el mencionado proyecto de la concurrencia con el que el cristinismo presionó hace unas semanas, hasta las “quejas y reclamos mediáticos recurrentes, siempre desde una posición acreedora” que reciben por parte de La Cámpora y que, entienden, debilitan intencionalmente al gobernador.
PBA CELESTE EN UN MAPA VIOLETA
En este complejo panorama se mueve un peronismo bonaerense que tendrá por delante unas elecciones por demás complejas. Las miradas sobre cómo se llegará al 7 de septiembre y al 26 de octubre también difieren en los distintos campamentos.
“Nosotros tenemos que ganar en septiembre para tener chances en octubre”, dicen cerca del gobernador. Convencidos de que Milei hará un buena elección en gran parte del país, remarcan que “la pelea es porque la PBA quede celeste en un mapa violeta”. En ese sentido, la principal apuesta es ganar al menos tres de las ocho secciones electorales de la provincia: la Primera y la Tercera, que concentran el conurbano, y la Octava, región capital que comprende el distrito de La Plata. En las secciones del interior provincial, reconocen que el resultado será más difícil: “no ganamos ni en nuestra mejor elección en 2019, no tiene sentido vender otra expectativa”.
En el cristinismo insisten en señalar al desdoblamiento como el factor que debilitará al peronismo tanto para las elecciones provinciales como para las nacionales. “Vas a tener la elección provincial primero y la nacionales después, y no te va a dar el cuero para las dos cosas, no va a dar la estructura del peronismo. Fijate lo que le pasó a Santoro, en los últimos 15 días casi no hubo campaña”, sostienen desde la tropa de Máximo Kirchner.
TODOS POR LA UNIDAD, PERO POR LAS DUDAS…
En este contexto, la pregunta que sigue marcando el pulso del peronismo bonaerense es si finalmente se llegará a una propuesta unificada o si los armados de CFK y de Kicillof bifurcarán sus caminos. Esa pregunta está atravesada por la cuestión central de las candidaturas y el armado de listas.
“Para ir en unidad hay que construir esa unidad”, afirman en el entorno del gobernador. Para el kicillofismo, esa construcción implica “una mesa de negociación en la que seamos parte de las definiciones”. En los cierres de listas anteriores, Kicillof debió aceptar los armados impuestos por la alianza entre Máximo Kirchner y el grupo de intendentes que lideraba Martín Insaurralde, y hasta debió resistir el lugar de Verónica Magario en la vicegorbernación, donde el ex jefe de gabinete quería poner alguien propio. Esa dinámica no va más para el kicillofismo, y así lo dejó en claro en claro Carlos Bianco esta semana cuando expresó “si alguien viene con una lista armada a dedo y te dice vos quédate ahí como un boludo, eso entonces no es unidad. Para que haya unidad hay que sentarse a dialogar en serio y respetar la figura del Gobernador”.
El que prendió la mecha con más picante fue Andrés Larroque, que también esta semana metió el dedo en la llaga de una de las principales discusiones hoy por hoy en el peronismo. “Una candidatura de CFK puede generar algún tipo de dificultad o dar la idea de que las postulaciones no son coordinadas en el conjunto del espacio. Si lo que se busca es la unidad, me parece que lo central tiene que pasar por consolidar, apuntalar y defender la gestión de la PBA, defender a su Gobernador y tratar de no generar disputas sin sentido dentro del espacio que lo único que hacen es que perdamos tiempo y esfuerzo”, lanzó el ministro bonaerense. Su postura es compartida por algunos de los intendentes más enfrentados a La Cámpora y que no quieren a CFK en la lista de la Tercera Sección electoral, como Jorge Ferraresi.
El kicillofismo no está unificado en esa postura, más bien lo contrario. En la mesa chica del gobernador insisten con la misma línea desde que se planteó la posibilidad de la candidatura de la ex presidenta: “Si Cristina quiere ser candidata en la Tercera que lo sea, ¿qué mejor nos puede pasar?”, expresaron a Diagonales desde el riñón axelista. El posicionamiento no es el mismo, sin embargo, frente a otro de los rumores de las últimas semanas: “sí vamos a discutir si Massa es o no el mejor candidato para la Primera”.
Para el cristinismo estos matices no existen, y la mirada general es que todo el armado en torno a Kicillof sólo apunta a correr a CFK de una centralidad que no sólo le corresponde por peso específico, sino que es lo más conveniente para el conjunto del peronismo. “Pensar que se puede ir sin Cistina a una elección que se va a nacionalizar es un error grave, pero es lo que plantea el movimiento derecho al abismo”, sentenciaron desde la tropa cristinista en diálogo con este medio, y agregaron que “claramente ellos no quieren unidad”.
La chicana del nombre del espacio hace referencia al Movimiento Derecho al Futuro (MDF), espacio fundado por Kicillof y que desde su entorno explican que “lo armamos porque sentimos que nos iban a dejar sin nada y necesitábamos tener la espalda para plantear lo que tuviéramos que plantear”. Desde esa plataforma el campamento del gobernador negociará sus lugares en las listas de una eventual unidad peronista.
Para ello, primero deberán retomarse los diálogos que se encuentran totalmente rotos desde la última reunión, que trascendió por su extensa duración de ocho horas, en la que Julio Alak ofició de anfitrión y luego de la cual el cristinismo presentó en la Legislatura su proyecto por la concurrencia electoral que en el kicillofismo interpretaron como una “detonación de puentes”. Justamente el intendente platense junto a otros jefes comunales que integran MDF se reunieron con CFK hace poco más de una semana en el Instituto Patria, en lo que pareció un primer gesto de descongelamiento de las tensiones. La ex presidenta dejó trascender que envío un mensaje al gobernador en torno a que buscará la unidad.
En la misma línea fue la declaración de Teresa García en la que se permitió imaginar una foto de Kicillof y CFK de cara a los comicios provinciales. Sin embargo, la misma legisladora expuso al gobernador en su decisión del desdoblamiento con un tuit reciente en el que resaltó “este gobernador decidió convocar a elecciones concurrentes”, en referencia al santiagueño Gerardo Zamora. Este domingo CFK reaparecerá en público para recordar el 25 de mayo y la asunción de Néstor Kirchner en 2003, y sus palabras serán sin dudas una nueva parada en el recorrido de la discusión al interior del peronismo.
Con esos tira y afloje como dinámica ya normalizada en la interna bonaerense, desde el entorno de Kicillof insisten en que la tarea del momento es “trabajar para demostrar que no hay soluciones mágicas”, y anticipan que las tensiones persistirán hasta el 9 de julio, día del cierre de alianzas en la PBA. “Esto se va a terminar cerrando el último día a última hora, ya sabemos cómo es”, afirman.
En ese sentido, la pregunta inevitable es qué hará el gobernador si a último momento el planteo del cristinismo es que acepte una lista en la que no sienta representado a su espacio, como ya sucedió en otras oportunidades. La respuesta que surge de la gobernación es tajante: “nosotros planteamos la unidad, queremos la unidad y trabajamos para la unidad. Pero también tenemos todo preparado para ir divididos si nos obligan a ello. Hasta el último minuto del 9 de julio vamos a trabajar frenéticamente por la unidad”, sentencian.
Todos los escenarios están abiertos en un peronismo que está modo resistencia ante el avance de Milei, y atravesado por una interna que tiene elementos en los diagnósticos del pasado, la praxis del presente y las proyecciones hacia el futuro. El desafío sigue siendo encontrar un horizonte hacia el cual convocar a la sociedad. Por ahora, las urgencias se imponen ante ese objetivo estratégico.