2018, un año clave para el futuro de América Latina
Este año trae elecciones presidenciales en Brasil, Venezuela, México, Colombia, Paraguay y Costa Rica, además del recambio de mandatario en Cuba
¿Se consolida el giro a la derecha? El 2018 es sin dudas un año de disputas electorales que decidirán si se consolida la camada de presidentes conservadores -revitalizada en los últimos años con la victoria de Cambiemos en Argentina y la destitución de Dilma Rousseff en Brasil- o si se inicia la vuelta de gobiernos con tinte izquierdista.
Serán principalmente las elecciones en Venezuela, Brasil, México y Colombia, aquellas que concentren la mayor atención debido a su preponderante rol económico-político en la región, haciendo una excepción al caso venezolano, el cual viene siendo tema de discusión internacional por la conflictiva coyuntura que atraviesa en los últimos años.
Dos datos importantes que se observan son, en primer lugar, la ausencia en líneas generales de mujeres encabezando listas, y, en segundo lugar, la aparición de listas presidenciales independientes, lo que deja en evidencia el cuestionamiento que existe por parte de la sociedad civil al desempeño de los tradicionales partidos políticos latinoamericanos en lo que refiere a temas clave como la economía y la corrupción.
El caso venezolano es probablemente el más conflictivo de cara a las elecciones que tienen fecha para el 22 de marzo. Mientras la postulación de Maduro para la reelección se presenta como un hecho, la mayor incertidumbre se presenta en relación a qué hará la oposición, la cual ha rechazado la mayor parte de las iniciativas presentadas por el chavismo.
Además, en Venezuela no habrá que observar solamente lo que ocurra en las elecciones a nivel nacional, sino que también será de vital importancia observar el posicionamiento de la comunidad internacional. Esto teniendo en cuenta que el 2017 estuvo marcado por una constante crítica internacional -diplomática y mediática- contra el gobierno venezolano.
En Brasil, donde las presidenciales tendrán lugar el 7 de octubre, la principal atención gira en torno a la posibilidad o no de Lula da Silva de postularse como Presidente, teniendo en cuenta la condena que posee en su contra. Frente a la mala gestión de Temer, la cual ha deteriorado su imagen pública, Lula se posiciona como el principal líder opositor, concentrando ampliamente la intención de voto del pueblo brasilero.
De todos modos debe tenerse en cuenta que, en una coyuntura brasilera marcada por fracasos económicos y, principalmente, por los hechos de corrupción que atraviesan a las principales fuerzas políticas, el descontento de la población ha generado diversos llamados a la renovación de la clase política.
En el caso mexicano, las elecciones a celebrarse el 1 de julio se presentan como la esperada oportunidad del candidato Andrés Manuel López Obrador, quien quedó en segundo lugar en las elecciones presidenciales de 2006 y 2012 y, hoy por hoy, lidera las encuestas de México. Su principal rival es José Antonio Meade, quien buscará la continuidad del PRI después de una cuestionada gestión de Enrique Peña Nieto.
Teniendo en cuenta el peso económico del país azteca y considerando además que es el vecino próximo de Estados Unidos, una victoria de la centroizquierda luego de décadas de neoliberalismo en México puede presentarse como un hecho de considerable relevancia regional, más aun teniendo en cuenta el actual perfil norteamericano bajo la administración Trump.
En este caso, se debe prestar atención también a la candidatura presidencial de María de Jesús Patricio Martínez –representante de los pueblos originarios-, la cual es muestra clara de la existencia de nuevos actores políticos en el escenario político regional.
Por último, el caso colombiano también se presenta como un escenario complejo, ya que Colombia decidirá el 27 de mayo no sólo la conducción del país sino que también está en juego el futuro de los acuerdos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.
Si bien aún no están presentadas las alianzas definitivas, la derecha dura estará representada por el uribista Iván Duque y por el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras. También figuran con buena intención de voto el ex alcalde de Bogotá Gustavo Petro (centroizquierda) y el ex gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo. Como novedad, estará el debut político de las FARC –Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común- convertida en partido político.
Lo cierto es que, en líneas generales, prevalece la incertidumbre sobre lo que serán los resultados de las diferentes elecciones presidenciales. Sin embargo, lo que sí se observa es una simpatía del electorado por los partidos progresistas con su discurso de cambio y alternancia necesaria. Por este motivo, el 2018 será el año en que la centroizquierda se juegue su posibilidad de acceder al poder, principalmente en Brasil, México y Colombia.